Por recomendación de nuestro asesor y amigo en viajes, Esteban
Alcalá de la agencia de viajes going travel, viajamos a Panamá, un destino al
que ni por remota casualidad se nos había ocurrido ir jamás.
Llegamos a Panamá City y fué nuestra primera sorpresa, una
ciudad totalmente cosmopolita que nos hizo dudar entre si estábamos llegando a
una capital centroamericana o a Nueva York. Impresionante el contraste entre la
ciudad de altos edificios de diseño con amplias avenidas pegadas al mar y
el Old City. Todo reluciente, limpio y bien cuidado. Una ciudad segura en la
que en ningún momento tuvimos la sensación de peligro.
Por recomendación de unos españoles que conocimos, nuestro
primer desplazamiento fue hacia San Blas donde viven los Kuna Yala. Los Kuna,
como los llaman los panameños, es una comunidad indígena económicamente
independiente, sus leyes, su cultura, etc. es respetada y aceptada por el resto
del país. Para entrar en su región hay que contactar con un Kuna y que te
facilite la entrada. Así que llamamos a Alberto (telf.: +507 675 64447), un
Kuna que se dedica a organizar estancias de turistas en San Blas. A la llegada
de la "frontera" los Kunas nos cobraron 10$ por entrar. Tuvimos que
aparcar el coche en la cuneta y esperar a que un 4 X 4 nos recogiera y nos
transportara hasta el Golfo de San Blas. Allí nos esperaba Alberto que con su
barquita nos llevó a una de las 365 islas que componen el archipiélago de San
Blas. Nuestra isla medía unos 400m2 aprox. Constaba de 4 chozas para turistas
con dos camas para dormir y 6 chozas en las que vivían dos familias Kunas. Todo
muy básico pero correcto. El lugar es paradisiaco, en pleno Caribe virgen, nada
de cemento. Por 115$ por persona nos llevaron de la "frontera" a la
costa, de la costa a la isla Banedub, 4 comidas (una con langosta), dormir, 2
excursiones en barca para visitar otras islas, hacer snorkel y ver el banco de
las estrellas de mar.
De aquí nos fuimos a la provincia de Darien que limita con
Colombia, puerta de entrada de
De las 8h de la mañana a las 20h. 12 horas tardamos en cruzar el
país de punta a punta, es decir de
Por 6$ por persona, una barca-bus nos cruzó a Isla Colon,
y nos dejó en la ciudad Bocas del Toro. En Bocas fue el 1er lugar en el que
tuvimos verdaderos problemas de albergue. Finalmente, después de 1 hora de
recorrer todos los hospedajes, conseguimos una habitación por 90$, bastante
grande, en la que pudimos meternos los 4 con colchones en el suelo para los
chicos, fue la única opción. Lugar muy turístico, sobretodo por ticos (Costa
Rica), colombianos, israelíes, americanos y algún europeo desperdigado. Su
población es negra. Entre ellos hablan el guari-guari, una especie de dialecto
hispano-inglés en el que se mezclan los dos idiomas. Todos haban perfectamente
el español. Lo mejor playa Bluff.
De Bocas (Mar Caribe) a San Carlos (Pacifico), otras 12h de
conducción sin parar, ya que hay que incluir el barco de Bocas a Almirante, la
mala carretera hasta David (donde comimos) y panamericana hasta San Carlos.
Paramos a cenar en Carlitos, porque eran las 20h, no teníamos donde dormir y en
este país se cierra todo a las 21h. En Carlitos nos informaron que justo enfrente,
al otro lado de la carretera estaba lleno de hoteles frente al mar. Por 87$
conseguimos una buena habitación para los 4 en un hotel a pie de playa (a tener
en cuenta que los precios son de temporada alta, fin de año).
Resumiendo: un país pequeño, fácil, de precios asequibles, gente
muy amable y sobretodo sorprendentemente bonito.
Cecilia
GoingTravel / DIPUTACION 238 244 5